Cuando los pueblos bailan, aguas traen
Nunca mejor utilizada esta metáfora, después de visitar a un pueblo del Beni (Bolivia) durante sus Fiestas Patronales, donde el agua y los beneficios que trae a la tierra, son vitales para la vida de las personas que viven en esta tierra que mana leche y miel.
Llegamos a Santísima Trinidad la semana previa a comenzar los festejos patronales. Santísima Trinidad es una pequeña comunidad, donde viven unas 200 personas, en su mayoría indígenas Trinitarios.
Esta población nació hace 45 años, cuando en busca de un lugar y posibilidades, muchas familias se trasladaron de poblaciones vecinas ubicadas ¨más adentro¨, como suelen decir, lo cual significa que vivían junto al río, en tierras no tan fértiles y que habían sufrido inundaciones y/u otras inclemencias.
Los indígenas trinitarios tienen una larga historia y una marcada influencia de los misioneros jesuitas de hace más de 400 años que los ancestros y ancestras de los actuales habitantes supieron mantener.
Desde hace una década, aproximadamente, estas poblaciones enfrentan tres grandes amenazas: Los colonos, que vienen de otros departamentos para tomar tierras y expandir el cultivo de la hoja de coca. Las forestales, que destrozan el monte y las especies naturales del monte, con las consecuencias ambientales que esto trae. Y el narcotráfico, que además de beneficiarse del cultivo de la hoja de coca, arrastra a sus jóvenes a este mundo siniestro.
Podríamos decir que una cuarta amenaza son los diferentes gobiernos que pasan y pasan, olvidándose de estos pueblos remotos y sus necesidades.
Llegamos aquí para el inicio de sus fiestas patronales. Festejo que duraría tres días con la clásica entrada, velada por la noche, Misa principal, juegos, romerías y almuerzo comunitario.
He visitado varios departamentos de Bolivia y diferentes comunidades en sus fiestas patronales. También he visitado varios países de América Latina, y presenciado fiestas patronales. Algo que siempre me ha impresionado es que, cuando el pueblo dice ¨fiesta¨, se trata de un tiempo especial y vital que sintetiza creencias, tradiciones, alegrías, sufrimientos y vida de los pueblos.
En este caso, la comunidad de Santísima Trinidad parecía muy diferente a todo lo que había visto antes en Bolivia, aunque quizá no tanto, después de conocerla durante estos días. Una comunidad llevada adelante por catequistas, donde el pastor o las religiosas acompañan y colaboran en los tiempos que pueden hacer presencia en la comunidad.
El día de la entrada me impresionó, no sólo la belleza de los bailes, ni solamente que toda la comunidad estaba representada, sino que cada baile representaba una actividad relacionada con la tierra y la naturaleza: los hacheros, los apicultores, los pescadores, etc.
Parecía como una danza dando gracias por todo lo que nos ofrece la Madres Tierra y celebrando sus frutos. Muchos de los bailes iban acompañados del ofrecimiento de una comida o dulce realizado con el fruto recolectado por el grupo representado en ese baile.
¿Cuándo hemos perdido esa conexión con la tierra que tienen nuestros pueblos? ¿Por qué hemos dejado de ver a la Tierra como madre y la hemos convertido en mercancía? ¿En qué momento se nos olvidó que todo está inter-relacionado?
Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra. (LS 92)
Las fiestas de estos pueblos nos ayudan a reconectarnos con nuestro origen que brota de la tierra y son una fuerte manifestación de la resistencia de nuestros pueblos a ser destruidos culturalmente por el sistema y los poderosos. Muchas son las amenazas que sufren, pero ellos no se rinden.